domingo, 2 de noviembre de 2014

Noticias 02/11/2014

Hola a todos los que me seguís.
se que he estado ausente durante mucho tiempo pero es que no he podido hacer nada en relación a las historias, espero poder volver a escribir mas de las historias ya publicadas, no os preocupéis. 
también deciros que tengo mas historias en la pagina Wattpad. mi nick es :Juandih buscarme y podréis leer mas historias. 
perdonarme y no dejéis de leerme.

Los 6 Elementos (2)

CAPITULO 2
SOÑADOR

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No había conseguido pegar ojo en toda la noche, eran las tres de la mañana. Tenía calo, mucho calor, sentía como me quemaba el brazo, como si se me hubiese caído el café ardiendo, llegando al punto de gritar de dolor. me levanté, miré el brazo, no veía nada. Fui al baño a refrescarme y de paso a meter el brazo debajo del agua. Al sacar el brazo del agua observé que tenía el brazo rojo, era como un círculo rojo con un punto. Le eche la culpa a algún mosquito, ya que días atrás había salido en las noticias una noticia que decía que los mosquitos tigres se encontraban en la parte norte de España. Así que no le di más importancia. Cuando se me pasó el dolor, me volví para la cama para intentar dormir algo, esta vez ya no me costó tanto dormir. Estaba agotado y no me costó nada.
Me despierte, hacia mucho sol. Estaba en mi cuarto o en parte de ella ya que no había paredes. Mi cuarto se encontraba en un descampado. Me acerque a mi mesita y cogí el despertador. Eran las cinco de la mañana. Pero estaba claro que allí no eran las cinco. Me levante y salí de la cama. Cerca pude divisar un río, y al otro lado unas ruinas, en ellas pude observar una estructura alta, que había sobrevivido al resto de lo que fue es su día una estructura de piedra. Me acerque al río y busque una forma de pasarlo, un tronco o algo por el estilo, al volver la mirada al río, de la nada apareció un puente de cristal, no podía creerlo, ¿cuando había aparecido ese puente? no podía creerlo. Después de haberme pasado como cinco minutos mirando atontado para él, decidí cruzar el río. Pero con mucho cuidado porque tenía miedo de que se rompiera y me cayera al río. Desde arriba el río estaba tranquilo casi no se movía. Era cristalino casi parecía un espejo. Podía ver los peces como nadaban. Una vez cruzado el puente me gire y vi como el puente se convertía en polvo de cristal y salía volando. De algún modo ver esa escena me recordó lo frágil que son las cosas y que tarde o temprano se rompen incluidos nosotros. Dejando atrás el río de fui acercando a las ruinas, en el suelo se dibujaba lo que en su día fue un camino con cristales de colores, era un mosaico, pude apreciar algunos dibujos, hombre que ofrecían alimentos a unos individuos sentados en unos tronos y estos dándole a cambio las gracias. Al llegar a las ruinas. Se podía ver que se trataba de una antigua biblioteca bastante grande. Por el suelo había libros viejos desgastados por el paso de los años, piedras de lo que antes había sido paredes. Me adentre dentro de las ruinas. Me encamine al lugar donde se encontraba la estructura que había visto. Era una puerta con marco de madera y formas en la parte superior. Me sonaba la puerta de algo, sentía que ya había estado aquí, rodee la puerta y me puse al otro lado, la puerta estaba cerrada, la abrí. Podía observar a través de ella el camino que había recorrido para llegar hasta allí. En la puerta observe que había unos símbolos. Sorprendido me di cuenta de que esa puerta era la que había visto Ailén y yo en aquel libro que habíamos cogido en aquella casa. Acerque la mano a los símbolos y los toqué. Me mi mano emanó una luz cegadora que después se transformó en oscuridad. Cuando recupere la vista del deslumbramiento ya no me en o traba en las ruinas. Me encontraba en un pasillo largo de piedra con unos grandes ventanales de estilo gótico, al final de pasillo una puesta enorme, me acerque a ella, estaba abierta, dentro se encontraban cuatro hombres con túnicas negras alrededor de un altar de piedra un cuerpo desnudo encima. Era un hombre por lo que pude ver desde detrás de la puerta. Los hombres hablaban a sus alrededor. No los entendía. Decían algo de un sitio llamado Lucifer. Y de que solo los Hogo-sha puede salvarlos. Me acerque un poco, y me puse cerca pero no tanto para que no se percataran de mi y poder escuchar más.
                     -   Es imposible - dijo el hombre que se encontraba a la izquierda del grupo. - la puerta está cerrada, y es imposible abrirla.
                         -   A no ser  que... - le contestó el hombre que se encontraba a su derecha.
                      -   Lo sé, a no ser que un verdadero Hogo-sha abra la puerta. - le contesto, con frustración. - pero la puerta está cerrada, y ya no existen linajes de los Hogo-sha. Nadie ha conseguido abrir la puerta.ham pasado casi mil años y no ha aparecido ninguno.
                       -   Te equivocas Lion. - le respondió con un tono sarcástico en la voz. - ya la han abierto.
Toda la sala enmudeció, no se oía nada. De repente los hombres se giran hacia mí, y me miran, sus ojos eran diferentes, cada hombre los tenia de un color. Sus ojos eran Rojos, verdes, azules, marrones, blancos, negros, estos últimos eran como un aro blanco y en su interior oscuridad.
Se acerco hacia mí el de ojos negros, se puso delante de mí, me miró fijamente. No podía moverme, había algo en sus ojos que me impedía mirar hacia otro lugar. Me agarro del brazo en el que tenía la picadura, y me apretó fuerte, cada vez me dolía más, empecé a sentir mucho calor en el brazo, hasta el punto de gritar, porque parecía que me estuviera quemando. Se soltó, y se unió a los demás. Baje la mirada y mire el brazo, en él vi un dibujo, un aro blanco, dentro uno negro y en el centro un punto blanco. Al levantar la mirada, los hombres de túnica ya no estaban, en cambio, la mesa con el hombre seguía allí. Me hacer que a ella. Era un hombre joven, de mi edad más o menos. Pelo largo, y oscuro. En el pecho tenía un corte de un lado a otro, y de él emanaba, una sustancia que se evaporaba de color verde claro, bríllate. De pronto del techo salió un haz de luz de color azul oscuro que se poso en su cuerpo, veía como la herida de su cuerpo desaparecía poco a poco, hasta desaparecer por completo. Acto seguido el altar que lo sostenía desapareció y surgió del suelo otro haz de luz azul, pero esta vez mas claro que el otro. Los haz de luz levantaron el cuerpo, y lo puso recto a unos cuantos metros del suelo. Se encontraba con los brazos medio abiertos, con la cabeza hacia atrás. Parecía que el haz entraba en el cuerpo por los pies y salía por la cabeza, como si los estuviera limpiando o purificando. De su espalda salen dos haces de energía de colores azules y naranjas. Que se transforman en dos alas de color blanco luminoso, con betas de colores azules y naranjas brillantes que lo envuelve y lo encierran en una bola, y que desaparece en un estallido de colores, y que sonaba como cuando se rompe un cristal que cae al suelo.

Me desperté de golpe, asustado y empapado en sudor. Solo era un sueño.

Los 6 Elementos (1)

CAPITULO 1
EL DESPERTAR

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Era un día cualquiera de instituto, nos encontrábamos en el mismo lugar del patio de siempre, al lado de un árbol que nos daba asombra en los día de sol, al lado de la puerta. Estábamos hablando de las clases, y de que teníamos ganas de acabar, a solo unas semanas de terminar y no parecía que quedasen meses aún.
Sandra y Ailén hablaban de irse de vacaciones mientras que yo estaba escuchado una canción que me había pasado Ailén en clase de música. Me encontraba tumbado encima de un pequeño muro que había al lado del árbol, no ere muy alto, unos treinta centímetros como mucho. Al terminar de escuchar la canción me quité los cascos, mire a Ailen y le dije lo que me gustaba la canción.
-   Te dije que te iba a gustar – me contestó sonriendo.– también me gusta la canción de “wake up” de Hilary Duff.
-   Es cierto, no para de cantarla – dijo Sandra riéndose. – además la canta igual que ella. Es verdad nunca la oíste cantar.
Nunca la había escuchado cantar, la verdad es que nunca surgió. Tampoco es que tuviera que saber cómo canta nada más conocerla en su día, no es algo que tengas que saber si no surge. Pasados unos minutos hablando de música, apareció Eva, la habíamos conocido ese mismo curso y desde entonces éramos todos grandes amigos, a su lado se encontraba Patricia, también iba con nosotros a clase, pero no nos caía muy bien ya que no paraba de criticarnos a las espaldas. Ailén corrió a darle un abrazo a Eva, y le preguntó el por qué de que Patricia estuviera a su lado en bajo para que ella no la oyera. Según Eva, estaba con ella por que se había peleado con Andrea, una de sus mejores amigas hasta la fecha. Y que no tenía a nadie con quien pasar la tarde. Ailén no estaba muy cómoda con su presencia y se sentó a mi lado. Sandra se puso a hablar con Eva y con Patricia.
-   ¿no me lo puedo creer? – dijo Ailén por lo bajo.
-   ¿Qué pasa Ailén? – le pregunté.
-   Nada, nada, Diego, ¿podríamos ir a dar una vuelta, es que ahora mismo no me apetece estar aquí?
Asentí, y me levante, Ella también se levantó y se fu a despedirse de ellas. Yo me despedí con la mano y nos fuimos en dirección a l parte de atrás del instituto. Estuvimos hablando todo el recreo. Al sonar el timbre, no le hicimos caso y decidimos saltar la valla para marcharnos, ya que no teníamos clase, el profesor de religión no daba clase, y después las dos últimas horas era Francés y el profesor estaba de intercambio y no tendríamos clase hasta la semana que viene.
-   Deberías darle una oportunidad a patricia, ya sé que es muy dada a criticar a todo el mundo. Igual solo intenta llamar la atención – le dije caminando y mirando como todos los demás se dirigían a sus clases.
-   Ya le di muchas oportunidades en su día. – me contesto mirando al suelo. – y me canse de dale oportunidades. 
-   Y por qué no haces una cosa, cuando esté con nosotros o se acople, pasas de ella, tú hablas con migo, y listo.
Tras un largo rato en silencio, Ailén me dijo que lo intentaría pero que no prometía nada. Es difícil soportar a alguien que solo intenta derrumbarte, y lo sé por propia experiencia. Cuando te ven rodeado de chicas solo saben definirte como tal e insultarte por ello. Pero bueno, yo soy fuerte y conseguí superarlo. Estuvimos hablando y riéndonos todo el tiempo, hasta la hora de comer, nos encontrábamos en el parque que había cerca del instituto. Nos encontramos con Sandra y Eva, y nos preguntaron dónde nos habíamos metido todo este tiempo. Sandra, no se creía que estuviéramos hablando todo el rato y nos decía que estábamos “intimando”.
-   ¡Sandra! No somos novios, solo amigos – le contesto Ailén.
-   ¿Qué te hace pensar que estábamos besándonos, y abrazándonos? ¿qué es que dos amigos no pueden hablar sin que signifique algo? – les dije sin creerme lo que nos estaban diciendo.
-   Hombre, no es eso, pero da que pensar. – Contesto Eva.
-   Pues no. – les contestó Ailén.
Después de todo este embrollo, Eva nos comento que habían quedado de tarde con Patricia y que si íbamos a ir. Ailén me miro y yo les contesté que iríamos. Sandra  y Eva se fueron, cuando ya no podían vernos, Ailén me pega un codazo.
-   ¿por qué dijiste que iríamos? Yo no quiero ver a esa idiota – me dijo Ailén, con enfado.
-   No te pongas así, ¿qué prefieres quedarte en casa sola? además, hace tiempo que no quedamos todos por la tarde. Así que tú y yo quedamos media hora antes, te voy a picar yo para que no escapes en el último momento. – le dije cogiendo la mochila. – bueno yo marcho que estoy muerto de hambre, te veo luego.
Me aleje acelerando el paso para llegar pronto a casa. Tenía que comer y ducharme antes de ir a picarla. Debía darme prisa. Soy una persona muy puntual, me gusta llegar pronto a todos los sitios, aunque tenga que espera por los que llegan tarde, no me gusta nada llegar tarde, y tampoco que lleguen tarde.
Al llegar a casa, deje las cosas en la habitación, anuncié mi llegada, pero nadie respondió. Eso significaba que no estaban en casa, como de costumbre. Fue en dirección a la  cocina, mire la mesa del salón y vi una nota, me acerque para cogerla y la leí, era de mi madre, decía que tenía que irse pronto, ya que el vuelo lo tenían a la tres de la tarde. Y si no, no le daría tiempo. También me decía que tenía lasaña en el horno, que me sirviera todo lo que quisiera. La lasaña es mi plato preferido, por lo que fui corriendo a la cocina y me puse bastante en un plato. Al acabar, cogí una toalla y me fui directo a la ducha. Eran las tres y media, cogí mi ipod y lo puse en los altavoces que mi padre había instalado y adaptado para poder conectar el móvil, el ipod, y escuchar música mientras te duchas. Busque mi lista de reproducción favorita, y le di al play, abrí el grifo de la ducha, me desnudé, y me metí dentro. Cuando salí de la ducha, miré, el reloj eran las cuatro, así que me tuve que vestir a prisa y salir corriendo de casa para no llegar tarde. Llegue a casa de Ailén derrotado, una señora que Salía en ese mismo momento se asusto, y pensó que le quería robar el bolso, y salió corriendo. Yo me quede mirándola desde el portal con cara de sorpresa. Cuando ya había recuperado el aliento, pique al timbre, al poco rato sonó el micro y hablo Ailén, me abrió la puerta y subí. Al entrar salude, la madre estaba en el salón, me preguntó como estaba, le conteste, y acto seguido apareció Ailén detrás mía, y me dijo que fuera a su cuarto, que estaba al ordenador. Estuvimos escuchando música todo el tiempo hasta que llego la hora de irnos.
Al llegar a casa de Sandra, vimos que ya estaban en el banco todas, hablando, cuando nos vieron nos saludaron.
-   Por fin. – dijo Eva – estábamos a punto de jugar a un juego. 
-   ¿A qué juego? – preguntó Ailén.
-   El juego trata de escribir en varios papeles “pregunta” o “prueba” y depende de que te toque debes hacer o responder a lo que los demás digan.
Nos parecía divertido así que empezamos a preparar los papeles y nos pusimos a jugar, nos reímos un buen rato. Era el turno de Ailén, cogió un papel y le toco “prueba”, empezaron a preguntarse que podían decir para que hiciera, yo decidí no ir y estar con Ailén entreteniéndole mientras tanto. Cuando terminaron, le dijeron que debería ir a la casa abandonada de enfrente y coger un libro cualquiera. Ella aterrada dijo que no, que no se atrevía a entrar sola allí, así que les dije a las demás que si podían cambiar la prueba, todas dijeron que no. Patricia salto de fondo diciendo que si no podía ir que se llevara a alguien con ella. Ailén no sabía que decir, le veía en la cara que no quería entrar allí. Así que le dije que iría con ella, aunque eso implicara entrar en un lugar que a todos nos daba miedo, ya que nos contaron que allí en su día vivió una anciana, pero no una anciana cualquiera, decían que era un bruja, que todo el que entraba no saldría jamás de allí. Aunque no nos lo creyéramos no podíamos dejar de pensar de que ese sitio tenía algo raro, que nos producía mucho pánico el simple hecho de pasar a su lado.
Nos encontrábamos justo en la puerta del la casa, Miramos para atrás para mirar a estas, y entramos. Una vez dentro, estaba todo oscuro, así que saque el móvil y puse la linterna, las paredes estaban llenas de manchas de humedad, algunas de ellas estaban derruidas por el paso del tiempo y otras con grafitos, en frente se encontraban las escaleras al piso de arriba, a la derecha había el hueco de lo que en su día, era el salón, a la izquierda estaba la cocina. Decidimos subir al piso de arriba ya que ahí, no había ninguna estantería o libro para coger. Subimos con cuidado dando que podan romperse los escalones y caer alguno de los dos. En el piso de arribo, se encontraba un pasillo enorme en ambas direcciones, Ailén, me cogió del brazo asustado. A la derecha se oyó un ruido, miramos rápidamente para allí, y observamos que era un gato que había tirado un libro. Justo lo que necesitábamos, Me acerque corriendo a él y lo cogí, me volví a donde Ailén y lo abrí, pasamos las paginas pero no entendíamos nada. Era símbolos extraños que nunca habíamos visto.
-   ¿pero qué? – dije sorprendido. 
-   Igual está en chino o japonés, o en alguna de esos idiomas que usan los símbolos.
-   Seguramente, porque esto no me los explico. – pasamos las paginas y nos detuvimos en un, está estaba escrita a mano. -  “Tōzen no darekaga owari o hiraku to, doa ga shimatte iru koto o toru koto wa arimasen”.
Cuando termine de leer la frase, el libro se me cayó de las manos, y rodó por las escaleras, hasta llegar abajo, fuimos a por él. Ailén se agacho para cogerlo, y cuando le dio la vuelta el libro se había quedado en una página donde se encontraba una puerta entre abierta entre un monto de escombros, como si fuera lo único que quedaré de una demolición, en ella se podía ver una estrella de cinco puntas y en cada una de ellas un símbolo de diferentes colores. Detrás de la puerta se veía un paisaje totalmente distinto al de alrededor de la puerta. Era un lugar verde, puro, difícil de describir, parecía el paraíso.
Oímos otro ruido, este mas fuerte, así que preferimos coger el libro y salir corriendo. No teníamos intención de averiguar de dónde procedía.
Ya fuera estaba todas esperándonos con caras de aburridas. Le entregamos el libro y nos dijeron que por que habíamos tardado tanto. Nos miramos los dos sin saber por qué dijeron eso, si solo habíamos tardado cinco minutos.
-   ¿cinco minutos? – dijo Sandra – lleváis ahí más que cinco minutos, lleváis tanto que ya es hora de irnos a casa.
No podíamos creer lo que nos estaba diciendo, mira al cielo, y vi que ya no era tan de día como cuando entramos. Cogí rápidamente el reloj y vi que eran casi las nueve. No entendíamos como podíamos haber estado allí tanto tiempo si solo recordábamos haber estado ahí un rato corto. Nos despedimos todos, y nos fuimos a casa, durante todo el camino me preguntaba el por qué de haber estado allí tanto tiempo y solo tener constancia de unos pocos minutos. No lo entendía, igual se nos había pasado la tarde jugando y cuando entramos en la casa ya era tarde solo que no nos dimos cuenta. Pero tampoco conseguía resolver la duda de por qué tanto tiempo.