domingo, 1 de febrero de 2015

Star Life 3


CAPÍTULO TRES
DÍA SIETE

Miguel se despertó a mitad de la noche, no conseguía pegar ojo. Miró el reloj y eran las 4 de la mañana. Se levanto, y salió al baño. Una vez terminado pasó por la cocina para tomar un vaso de agua, ya que tenia la boca seca. Seguramente se habría pasado un buen rato durmiendo con ella abierta. En la mesa se encontraba Lea con una taza que cogía con las dos manos.
-          ¿Tú tampoco consigues dormir? – dijo Miguel bostezando. Mientras sacaba un vaso del mueble.
-          Que va. Mañana tengo las pruebas de admisión y estoy un poco nerviosa por cómo me saldrán.
-          Bueno no te preocupes. Tu intenta hacerlo lo mejor que puedas. – Le dijo mientras se sentaba a su lado. – estos días te he ayudado a preparar los ejercicios.  Y aquí no son tan estrictos.
-          Eso espero. Porque si no ya me puedo ir buscando otra carrera.
Miguel le dio una palmada en la espalda, se levanto y se fue a la habitación.  Se sentó en la cama y cogió el teléfono. En la pantalla se reflejaba un mensaje de correo electronico. Se quedó mirándolos un rato, su rostro parecía desconcertante. La dirección de correo electrónico no le resultaba conocida.
“Hola Miguel. Sé por qué te fuiste. Y pronto lo sabrá todo el mundo.”
Si antes que costó dormir, ahora le costaría dormir más. Se tumbó en la cama, se tapo y se quedó mirando al techo.
A la mañana siguiente Miguel se levantó con unas ojeras enormes. Es la una de la tarde. María se encontraba en el sofá haciendo zapping. Se giró y lo miró. Le pregunto por si había dormido bien. Porque viendo esa cara parecía que le habían atormentado los fantasmas.
-          Si yo te contara. – le dice cansado. -  Mejor, se lo enseño.
María se quedo mirando a la puerta de la habitación de Miguel hasta que salió con el móvil en la mano. Busco entre los mensajes y le enseño el mensaje de la noche anterior.
-          ¿Pero qué? ¿Quién te ha enviado este correo? – le preguntó.
-          No lo sé, si lo supera… -
-          Igual es alguien que lo sabe y quiere tocarte las narices.
-          ¿Tú crees maría? ¿tú crees? – le contesto de mala gana.
-          Bueno hombre. Tampoco es que sea un secreto. – le dijo levantándose y yendo a la cocina – Además, dijeron que eras inocente. No pueden volver a acusarte.
-          No sé yo, y si… - siena el teléfono de María y le interrumpe.
-          Diga… Si soy yo… - Dice María al descolgar mientras coge una taza y se echa café, le hace un gesto a Miguel de si quiere café. Él se responde que sí. Coge otra taza del mueble y hecha café. – Sí, claro… Muchas gracias.
María cuelga el teléfono y se sienta de nuevo en el sofá, le ofrece la taza, coge el azucarero que está en la mesita y se echa tres cucharadas. Y remueve bien. Miguel no soporta el silencio que ha aparecido, y le pregunta a María por la llamada.
-          Ah, si, la llamada. Bueno. Eran de la cadena de televisión.
-          Bueno, ¿y, qué te dijeron? – María sigue a lo suyo y no dice nada. – venga mujer dilo ya.
Acto seguido suena la puerta y entra Lea. Un poco apenada. Se sienta en el sofá al lado de María.
-          ¿Qué tal las pruebas? – le pregunta María.
-          No muy bien. Bueno a ver. Lo hice bien. Pero es que los demás eran increíbles. Había uno que en la prueba de texto. Recito el monologo a la perfección que incluso hizo llorar a uno de los examinadores.
-          ¿tan mal lo hizo? – le Dijo Miguel para animarla un poco.
-          Ojala.
-          Bueno, tú no te preocupes. Que seguro que pasa las pruebas.
-          Bueno, dejemos el tema de mis pruebas, no quiero hablar de ellas. ¿Qué tal Vuestra mañana?
-          Yo me desperté hacer relativamente poco. Y a la Señorita secretos la han llamado de la cadena de televisión y no me quiere decir que le dijeron.
-          Bueno, y  a qué esperas para contarlo. Venga suéltalo.
-          Vale, vale. A ver. Era el de recursos humanos y me ha dicho que tienen un puesto para mí. que empezaría en central, y si trabajo bien y tal. Me pueden ascender a presentadora de campo.
-          Pero bueno, eso es genial. Una buena noticia al menos. Esto hay que celebrarlo. – grita Lea mientras se levanta.
-          Si, bueno pero lo dejamos para el fin de semana vale. Que estamos a lunes.
-          Vale, vale.  ¿Y cuándo empiezas?
-          Pues me tengo que pasar por las oficinas mañana y que empezará la semana que viene. Que me tienen que preparar la mesa y hacer cierto papeleo antes de entrar en plantilla.
-          Bueno eso es genial.- Dice Lea mientras se dirige a la cocina. Y saca de una de la puerta del mueble unas botellas. – Al menos para una celebración aquí  tenemos.
-          Es casi las dos de la tarde y ¿ya estás pensando en emborracharse? – Dijo Miguel riéndose.
-          Lea. Bueno hombre. No digo de beberlo ahora. Pero si de al menos celebrarlo en casa.
-          Bueno. – Dijo María apagando la tele, dejando el mando en la mesita y levantándose. – Pero primero hay que comer. Y si mis cálculos son correcto no hemos ido a comprar la comida. Así que tenemos que pedir la comida.
-          ¿Hamburguesas? – Dijo Miguel. – ¿Por favor?

María hizo un gesto de aprobación y cogió el teléfono. Marco el número de la hamburguesería. Y pidió la comida. En unos 45 minutos picaron al timbre. Miguel abrió al repartidor y le pago. Cogió la comida y la puso encima de la mesa. Lea cogió unos platos para no manchar la mesa y los coloco delante de cada uno. María busco entre las bolsas y repartió la comida. Mientras comían, se encendió la tele, y se giraron para mirar. No había imagen, sólo el sonido del canal y la pantalla en  blanco. De repente apareció una frase.
“lo sé todo”.